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Obispos de Uruguay rechazan ley que permite aborto en el país

TACUAREMBÓ, 25 Oct. 10 / 10:32 am (ACI)

La Conferencia Episcopal del Uruguay manifestó su apoyo al Arzobispo de Montevideo, Mons. Nicolás Cotugno, quien como presidente honorario del Círculo Católico de Obreros solicitó al Ministerio de Educación y Cultura intervenir en esta institución y la "remoción urgente" de la comisión directiva de la misma por acatar la "ley de salud sexual y reproductiva" queobliga estas entidades a asesorar sobre el aborto en "condiciones de riesgo" y proporcionar anticonceptivosa las pacientes.

Los obispos reunidos este fin de semana en Tacuarembó expresaron que ven "con honda preocupación la situación que se ha creado con motivo de la reglamentación, por vía de Decreto del 30 de setiembre pasado, de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva, cuya instrumentacióncontempla algunas prácticas que facilitan el aborto".

"De esta manera se pone en una situación difícil a las numerosas policlínicas parroquiales y a otras instituciones de la salud vinculadas a la Iglesia Católica que preconizan la defensa de la vida desde la concepción y que con esta ley se ven obligadas a contradecir sus principios e identidad", subrayan.

Tras recordar el hecho de que está científicamente demostrado que "la vida humana comienza en el momento de la concepción y desde ese inicio hasta su término natural, debe ser siempre respetada", reafirman "la libertad de poder actuar, personal e institucionalmente, de acuerdo con las propias convicciones de conciencia".

Asimismo, lamentan "la situación suscitada en el seno de la mutualista" (el Círculo Católico de Obreros) y exhortaron a todos sus miembros "a buscar los caminos que salvaguarden la identidad católica de la institución".

Finalmente los prelados uruguayos piden "la intercesión de la Patrona de nuestra Patria, la Virgen de los Treinta y Tres, cuya imagen nos acompaña en esta fiesta del cincuentenario de la diócesis de Tacuarembó, para que el pueblo uruguayo fundamente siempre sus definiciones legales y su convivencia en los principios de un humanismo que defienda, como valor irrenunciable, la sacralidad de la vida humana desde su concepción hasta la muerte".