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Uno sguardo profetico sugli eventi

LOS LAICOS DE ASIA REAFIRMAN SU VIVO COMPROMISO CON SU CONTINENTE En el Mensaje final del Congreso de laicos celebrado en Seúl

SEÚL, lunes 6 de septiembre de 2010 (ZENIT.org).- Los participantes en el Congreso de laicos celebrado en la capital de Corea del Sur del 31 de agosto al 5 de septiembre han reafirmado su vocación a ser sal y luz del continente asiático, amando a todos sin excepciones ni discriminaciones y orgullosos de sus antiguas tradiciones culturales.

"Sentimos la llamada a ser sal y luz del continente asiático", aseguran, en el Mensaje final del encuentro, convocado por el Consejo Pontificio para los Laicos bajo el título Proclamando a Jesucristo en Asia hoy.

Los aproximadamente 400 participantes afirman con fuerza: "Somos pocos, pero al mismo tiempo estamos presentes en todas partes, movidos por el amor a todos los hermanos en Asia, sin excepciones ni discriminaciones".

"Estamos orgullosos de la riqueza de nuestras antiguas tradiciones culturales, y motivados para compartir nuestra fe en Jesucristo, cumplimiento de toda aspiración humana", añaden, conscientes de la importancia de la contribución cristiana para la sociedad actual.

En el Mensaje final, los laicos se califican como "una pequeña grey que no padece tiene complejo o miedo de ser una minoría" y aseguran: "No queremos encerrarnos entre los muros de la Iglesia, sino que sentimos la llamada a ser sal y luz del continente asiático".

"Queremos ser protagonistas activos en la vida de la Iglesia local en comunión con nuestros obispos", destacan.

El Mensaje, del que Radio Vaticano se hizo eco hoy, explica que Asia vive un proceso sin precedentes de crecimiento y de transformación social, económica y demográfica, pero faltan por afrontar los problemas de la promoción de la libertad, de la justicia, de la solidaridad y del desarrollo de condiciones de vida más humanas.

Ante esta realidad, los laicos consideran "única y esencial" la contribución cristiana por el bien del continente y se comprometen a renovar sus esfuerzos por compartir la experiencia cristiana en la sociedad.

En este sentido, el documento señala: "No se trata de marketing estratégico ni de proselitismo fanático, sino sencillamente del fruto del encuentro con Jesús" que hace nacer de manera natural "el deseo de llevar esta gracia a los demás".

También ante la realidad de los mártires, las víctimas del fundamentalismo y los perseguidos a causa de su fe en Asia, el Mensaje señala la necesidad de "ser valientes" y "dejarse fascinar por Cristo" a través de la escucha de su Palabra para que cada uno pueda convertirse en "colaborador indispensable en la vida de la Iglesia", trazando "nuevos caminos para el Evangelio en la sociedad".

"Somos portadores del bien supremo para el pueblo de la Asia de hoy y del mañana" y "estamos invitados a compartir con los demás este gran tesoro que es Jesucristo", añade el Mensaje.

Carta al Papa

Los participantes del Congreso de laicos también quisieron mostrar su compromiso y afecto al Papa a través de una carta de agradecimiento por su solicitud con la Iglesia en Asia.

"Santidad, nos hemos sentido tocados por Vuestro afecto paternal y por Vuestra cercanía", señala la misiva.

Para ellos, este afecto y cercanía es una muestra "del ministerio universal y del cuidado misionero imparable del Sucesor de Pedro".

"Aun inmersos en una sociedad que está viviendo profundas transformaciones, somos conscientes de nuestra contribución en la construcción de la comunidad cristiana, de nuestra vocación a la caridad por el bien de todos en Asia", continúa la carta.

Los laicos de Asia le piden también al Papa que tenga en su oración a tantos heroicos testimonios de fe que con esperanza y amor proclaman en el continente la Palabra de Dios.

Atmósfera católica

El congreso se ha celebrado en una atmósfera católica y universal, afirmó el arzobispo de Seúl, el cardenal Nicholas Cheong Jinsuk, en la misa conclusiva de este domingo, que él presidió en una abarrotada catedral de Myongdong.

"Se puede decir que hoy está reunida aquí toda la Iglesia de Asia, en comunión efectiva y afectiva con nuestro Santo Padre, a través del Consejo Pontificio para los Laicos", dijo en su homilía, recogida por la agencia AsiaNews.

El cardenal Cheong habló de la vida de la Iglesia coreana, que en los últimos 30 años ha crecido un 66%, llegando a los casi 6 millones de fieles, el 10% de la población.

Y destacó el "servicio de caridad a las personas necesitadas y la clara y decidida afirmación de la Iglesia en los ámbitos de la justicia, defendiendo los derechos de los trabajadores bajo los regímenes autoritarios" hasta haber proyectado a la comunidad cristiana "en el centro de la vida nacional".

"La evangelización de Asia no es una 'misión imposible' -destacó-. La Iglesia de Asia necesita profundamente nuevos apóstoles, bien instruidos en la doctrina social de la Iglesia, capaces de expresar su misión en el diálogo y en la evangelización".

"Un nuevo milenio, una gran primavera de la evangelización ha surgido en Asia -añadió-. Es el momento para los nuevos apóstoles de actuar como testigos de Cristo, sin miedo, consagrando a Asia como continente de la esperanza para el mundo".

Libertad religiosa

Uno de los temas destacados en el Congreso ha sido el de la libertad religiosa. Los participantes constataron, citando un informe de la asociación Ayuda a la Iglesia Necesitada, las limitaciones de ese derecho en grandes zonas del continente.

De hecho, en una lista de trece países en el mundo con "graves limitaciones a la libertad religiosa", diez se encuentran en Asia.

Además, otras quince naciones asiáticas aparecen entre las que registran "limitaciones a la libertad religiosa".

En el Congreso hubo un recuerdo también para los numerosos mártires que han dado la vida por amor a Cristo y al hombre en Asia.

En este sentido, se destacó el compromiso de la Iglesia coreana en el culto a los mártires, y se indicó que en unos cien años, al menos diez mil católicos coreanos han sido asesinados por la fe.

La devoción a ellos es tal, que el mes de septiembre está todo dedicado a la memoria de los mártires.

Los católicos coreanos también recuerdan a los misioneros franceses y de otros países que fueron martirizados en su país.

Voluntarios

El Congreso se ha celebrado con éxito, en gran parte gracias al compromiso gratuito e incansable de decenas de laicos voluntarios que han gestionado la organización con profesionalidad y devoción.

Muchos de ellos han sacrificado sus vacaciones, que en Corea duran tres o cuatro días al año. Miembros de los Focolares y del Camino Neocatecumental se han ocupado de las traducciones simultáneas de las intervenciones en italiano, inglés y coreano.

Jóvenes de las parroquias de Seúl han ofrecido por turnos el servicio de los cantos en la liturgia en la catedral y en la sala de los encuentros.

Madres de familia y jóvenes han preparado con dedicación oriental todos los servicios de cafés, limpieza y decoración, suscitando el agradecimiento de los participantes.