DISCERNERE

Uno sguardo profetico sugli eventi

«Anthill »de Edward O. Wilson sale, el bioogo heredero de Darwin. Una Iliade dedicada a los insectos belicosos. Quese convierten en metafora del hombre: «programado» de los genios y sin libre arbitrio

Alessandro Gnocchi

Il Giornale


«Està un nuevo Darwin. Se llama a Edward O. Wilson.» Asì Tom Wolfe acogiò las obras del bioogo de Harvard, dos veces premiadas con el Pulitzer, en un ensaje ahora rcopilado en el libro La bestia humana. A diferencia de Darwin, Wilson ha escrito una novela, bestseller en el EE.UU., salido apenas en Italia: Anthill (Elliot) pagg. 342, euro 18, 5. Wolfe hizo notar que el profesor, en su Sociobiologia: la nueva s匤tesis, 1975, min・a la ra坥 conceptos cu疝 el libre albedr卲. El cerebro humano, de su punto de vista, no èuno tabula raso pero contiene todas las instrucciones necesarias al desarrollo de nuestro personalit.à El patrimonio gen騁ico regula el car當ter, las emociones, l’aggressivit àpero tambi駭 nuestras selectas morales. Las tesis de Wilson a Wolfe no gustaron pero el periodista no neg・de ello el valor, distingui駭dolas claramente de las, a ejemplo, de Richard Dawkins.

Tambi駭 la novela ha suscitado en los Estados Unidos objeciones, reacciones y pol駑icas parecidas. El marco de Anthill èun’avventura ’al Huckleberry Finn de la solapa ecologista: el protagonista muchachito-explorador-naturalista de los estrenos aventurosas p疊inas diventer àun abogado graduado a Harvard y experto en el salvaguardia dell’ambiente’, y en particular del lago Dubokee, una zona salvaje dell’Alabama sede de sus excursiones juveniles. Una selecta militante pero lejana de los gruppetti que confunden la revoluci socialista con el salvaguardia de la Tierra: los activistas cotillas e ideologizados dell’immaginaria «Alegre Force »est疣 entre los objetivos pol駑icos del libro.

El coraz de la novela y el motivo del debate que tiene acompado de ello l’uscita’, èel largo cap咜ulo central se basado en la historia de los hormigueros alrededor del lago Dubokee. Un real Iliade a dimensi d’insetto’, campo en que el biogo èun autorit àindiscutido. Cuenta Wilson l’ascesa ’de la «Colonia de la Senda, »Cerda?) conquistada y destruida por la pe ùnumerosa «Colonia del Arroyo, »los griegos?). L’egemonia ’sobre el territorio de quest’ultima sar àpartido por un «Supercolonia, »l’impero ’romano?) sujetada por reglas sociales parcialmente diferentes debidas a una imprevisible mutaci gen騁ica. Pero tambi駭 este organismo complejo, capaz de cambiar l’aspetto mismo del territorio explot疣dolo demasiado intensamente, verr àaniquilado. Divinit das, o bien dall’intervento ’humano. Wilson describe la perfecta organizaci de las hormigas, superior a aquel de los otros insectos. Basta con observar la complicada pero funcional «red urbana »de los nidos, un sistema de habitaciones y pasillos que contesta a un’esigenza de seguridad.’ Alrededor de la Regina, delegada a la reproducci, vale un orden f駻reo, determinado por el patrimonio gen騁ico y griposo dall’ambiente.’a regla principal è supervivencia de la colonia al que todo sacrificable. La protecci de la Regina por lo tanto prioritaria. Cada hormiga tiene su papel. Hay las exploradoras, los soldados, las obreras. Hay los machos fecundadores. C’ un sistema de comunicaci acomplejo, basado sobre los olores y sobre las huellas olfativas concedieran por ciertas hormonas. Nos son rituales codificados: cuando dos colonias rivales se ponen en contacto, antes de atacar, desarrollan torneos que son por fuerza pruebas en que desfilan las correspondientes armadas. No dice se llegas al choque. En el caso, las batallas siempre se desarrollan seg佖 t當ticas precisas. El exterminio dell’avversario casi siempre la conclusi. Pero las hormigas tambi駭 hacen prisionero, reducidos a esclavos, y cuidan de los mismos heridos. La naturaleza pu òtervenir con mutaciones decisivas. Un menor sensibilit àlos olores offrir una ventaja evolutiva al Supercolonia «perial»perchéde otra manera de todas las otras, ammetter àsu interior piadosos ùdos y piadosas reinas se «derados »tre ellos.

Estas p疊inas originales y 騙itos dejan pasmados el lector. Iluminan el resto del libro y cambian dr疽ticamente el sentido. En el fondo tambi駭 el recorrido del protagonista, y de todos los personajes secundarios, podr僘 ser el fruto de un doble condicionamiento: gen騁ico y ambiental. Y en efecto he aqu・brotar en el desenlace algunas descripciones de sentimientos que empujan sobre el pedal de la predeterminaci. L’innamoramento’a ejemplo, respeta « usual secuencia programada por los genios »entras las pol駑icas entre machos «emigos » pol咜ica siguen de manera destapadas las que preceden el choque f﨎ico en el mundo de las hormigas.

Wilson explica que existen «recidos decisivos »tre las hormigas y los seres humanos pero tambi駭 «ormes diferencias.»n la convergencia entre hombre e insecto, porò«f ègo gen騁ico, que devuelve las hormigas una met畴ora dell’uomo ’viceversa.»et畴ora o menos, l’approdo èaro. L’unicit à la especie humana sale rayada, cos ìmo el concepto de individualit.à por fin, en el libro hay fmicas «eas, »s que l’uomo ’fmicas «eyente »nca no han encontrado: quest’ultime nos ’tercambian por divinit.àPero entonces qui駭 o cos’ èestro Dios?