DISCERNERE

Uno sguardo profetico sugli eventi

¿Carecen de humanidad los defensores de la vida?

Debo decir que desconozco, o al menos nunca me he encontrado con él, el caso de la mujer que ha quedado traumatizada y con serias consecuencias psíquicas como consecuencia de no haber abortado, mientras que por el contrario he tenido que enfrentarme muchas veces al drama y a la tragedia de las personas, generalmente mujeres, pero algunas veces también hombres, que han quedado traumatizadas y han visto deshecha su vida como consecuencia del aborto

El pasado día 7 de Octubre, el Consejo de Europa aprobó la siguiente proposición: “Ninguna persona ni hospital ni institución serán obligadas, hechas responsables o discriminadas de ninguna forma por su negativa a efectuar, ayudar o someterse a un aborto”. Esta proposición iba en una línea totalmente contraria a la proposición inicial de la diputada socialista británica Christine McCafferty, apoyada por cierto por Amnistía Internacional y la organización anticatólica Católicas por el Derecho a decidir, que pretendía reducir a su mínima expresión el derecho a la objeción de conciencia, proposición rechazada por los diputados populares por considerarla un ataque frontal a la libertad de conciencia y a la libertad religiosa. Esta diputada, cuando ha visto rechazada su proposición, ha acusado a los diputados populares de “falta de humanidad ante la salud de las mujeres”. Este argumento me ha impactado, y por ello me parece conveniente ver qué sucede con los implicados en el aborto: el hijo y su madre.

Con respecto al hijo, lo que le sucede en el aborto es muy simple, sencillamente es asesinado. El instinto de vivir es uno de los más fuertes del ser humano, y lo poseen también los niños en el seno materno, a los que se ve en las filmaciones de abortos intentar huir de los instrumentos letales.

La otra víctima del aborto son las madres, las mujeres que han abortado. Debo decir que desconozco, o al menos nunca me he encontrado con él, el caso de la mujer que ha quedado traumatizada y con serias consecuencias psíquicas como consecuencia de no haber abortado, mientras que por el contrario he tenido que enfrentarme muchas veces al drama y a la tragedia de las personas, generalmente mujeres, pero algunas veces también hombres, que han quedado traumatizadas y han visto deshecha su vida como consecuencia del aborto. Es evidente que el sentido de culpabilidad deja muy malas consecuencias en todos aquéllos que intervienen en un aborto, ya que el sentimiento de culpabilidad del aborto, al revés de lo que sucede en muchísimos otros pecados, que con el paso del tiempo se difuminan, aquí por el contrario su recuerdo se hace cada vez más vivo con sus consecuencias psíquicas de depresiones, angustias, trastornos de sueño, disfunciones sexuales, gran aumento de los conflictos conyugales, de la violencia doméstica y del consumo de drogas, así como una fuerte propensión al suicidio, lo que no es extraño porque el aborto es una de las grandes tragedias de la humanidad. .

Y es que todo cambio en nuestro cuerpo tiene repercusión en el aparato psíquico. A las cuatro o cinco horas de la fecundación el nuevo ser empieza a emitir señales, provocando la interrupción del embarazo consecuencias inconscientes y conscientes. Es en ese lugar centro de la vida y centro geográfico de la mujer donde tiene lugar la emboscada letal. La mujer hecha para llevar la vida se convierte en portadora de la muerte, siendo el lugar más peligroso para un niño el seno de su madre. Cuando la mujer aborta lo recuerda en dos aniversarios: el día del aborto y el día en que hubiera debido nacer. La violación, el incesto y el aborto dejan huella para siempre.

El aborto trae consigo dolor, lo que sucede también en el aborto natural, pero en éste ni hay culpa ni sentimiento de ella. Para abortar hay que deshumanizar, de ahí la frase de nuestra Bibiana que es un ser vivo, pero no un ser humano, pues hay que decir que se trata sólo de un conjunto de células y tejidos. En la mujer a veces hay una compulsión a la repetición; la mujer desea saber si puede seguir siendo madre, para lo que intenta quedarse embarazada, embarazo que termina en un nuevo aborto.

En el varón que ha intervenido en el aborto también hay consecuencias psíquicas, quedando inhibida su capacidad de construir, renunciando a realizar una serie de actividades como el deporte y teniendo a veces consecuencias laborales.

Sin embargo como nuestra tarea es dar esperanza me gustó mucho una frase de Mamerto Menapace que dice que las lágrimas de la madre son el agua bautismal del feto asesinado. Por supuesto hay que recordarles que el perdón de Dios está a su disposición en el sacramento de la Penitencia y que como es mucho más difícil perdonarse a sí mismos; lo que deben tratar de conseguir es una existencia en la que, más que lamentar el daño hecho, se procure luchar por la vida, especialmente implicándose en Asociaciones que luchan por la Vida y tratan de atenuar o disminuir la terrible plaga del aborto. El creyente está abierto al futuro, y el futuro, si Dios y la Virgen están presentes, es esperanza.

En pocas palabras, creo que está claro que lo que es inhumano y contra la salud de la mujer, es el abortar, no el no abortar, y que toda persona con un mínimo de sensibilidad ha de optar por lo que los Papas llaman la civilización de la vida, lo que es radicalmente contrario a la cultura de la muerte, que defienden los abortistas, que no sólo matan al feto, sino que atentan seriamente contra la salud de la madre. Como dice el sentido común, lo inhumano es abortar, no el no hacerlo.

P. Pedro Trevijano, sacerdote


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