Matrimonios reconstruidos, personas que han salido de la droga y del alcohol, más de 300 hijos y nietos, sacerdotes, familias en misión…: éste es el milagro que ha obrado el Señor a través de la 1ª Comunidad de la parroquia Virgen de la Paloma y San Pedro el Real, que el martes celebró con el cardenal arzobispo de Madrid, don Antonio María Rouco, sus 40 años de vida fructífera. Son un foco de luz en medio del viejo Madrid
«En nuestro tiempo, gran parte de los cristianos viven su fe en una dimensión infantil, como lo demuestra el divorcio existente entre la religión y la vida diaria. Por eso, es necesario que hagan un proceso de conversión, durante el cual, conducidos por la Palabra de Dios y potenciados por la Eucaristía, vividas en el seno de una comunidad, puedan experimentar a Cristo como salvador», escribía el fallecido don Jesús Higueras -párroco de La Paloma y San Pedro el Real- en su libro La parroquia y el Camino Neocatecumenal (ed. Edibesa), escrito en 1992.
Don Jesús Higueras llevó de la mano al Camino Neocatecumenal a este templo, situado en el viejo Madrid, con una sola finalidad: redescubrir, renovar y revitalizar la parroquia. Fue en 1970 cuando comenzó esta renovación, año en que Kiko Argüello y Carmen Hernández, iniciadores del Camino Neocatecumenal, impartieron las primeras catequesis.
¡Y vaya si funcionó! Don Antonio Bomboí, responsable de la 1ª Comunidad desde hace 25 años, recuerda cómo esta pequeña semilla de 74 personas, que comenzó hace 40 años, «ha formado un árbol gigante, con más de 900 miembros repartidos en 19 Comunidades». Para el señor Bomboí, el milagro ha sido la Comunidad en sí: «A lo largo del camino, el Señor nos está curando. De la imposibilidad de poder amar, con la que llegamos todos hasta aquí, hemos ido entrando en el encuentro con Cristo a través de los sacramentos, de la Eucaristía, de la Palabra… Ha supuesto encontrarnos con una vida nueva». Esta vida nueva se ha traducido en obras concretas, como la apertura a la vida: «En la parroquia hay más de 300 jóvenes que enriquecen la vida de fe», afirma el responsable. Otro de los carismas que han florecido han sido las vocaciones: 28 presbíteros, 12 de ellos de la 1ª Comunidad. La evangelización también ha llegado acompañada de las familias en misión y de los itinerantes, que anuncian el Evangelio en Perú, Paraguay, Singapur… y en la propia tierra española, tan necesitada en estos momentos de salvación. Una parroquia escondida en el viejo Madrid es el foco de luz para todos aquellos que se acercan a recibir una Palabra.
Cristina Sanchez
http://www.alfayomega.es/Revista/2010/707/06_aquiahora4.html