Roma. "A la abertura del Domus Galilaeae muchos judíos han empezado a visitarnos, y a volver. Sólo el año pasado son pasados de ello más que cien mil. Nosotros sentimos que tenemos que acogerlos y servirlos como hermanos." Lo ha dicho, interviniendo al Sínodo sobre el mediano oriente, padre Rino Rossi, del 2003 responsable de la Domus Galilaeae, el centro por la formación de los misioneros del Camino neocatecumenal que surge sobre el Monte de las Beatitudes, no lejos del lago de Tiberiade. Fue bendecida en el 2000, mientras todavía estuvo en construcción, de Juan Pabloolo II, y desde entonces no ha parado nunca de ser un símbolo de amistad entre el movimiento fundado por el español Kiko Argüello y el pueblo hebreo, a partir del proyecto, obra del arquitecto de Haifa Dan Mochly y del argentino padre Daniel Cevilan. Al punto que a la Domus, pintada por el mismo Argüello, alguien ha creído de deber regañar un exceso de contaminación, con la exposición de un Torah del siglo XV, del candelabro de Hanukkà, o por el canto-roracion "Shemah Israel" que acoge a los visitadores.
Al Foglio, padre CRossi explica que el Camino neocatecumenal "es en contacto estrecho sea con las iglesias locales sea con la realidad hebrea, que nos ha ofrecido una buena acogida.
Naturalmente ha sido fundamental la visita de Papa Wojtyla y la oportunidad que nos fue dada de organizar la gran misa sobre el Monte de las Beatitudes, a lado de la Domus. Por la primera vez todo las televisiones israelís transmitieron una ceremonia cristiana de aquella grandeza, con más que cien mil personas asociadas." Los símbolos hebreos en el Domus Galilaeae, todavía padre explica Colorado, "dicen que tenemos que ir a nuestras raíces y poner al centro la palabra de Dios, como ha encomendado el Concilio Vaticano II. Este nos lleva a redescubrir nuestra fundamental conexión con el pueblo hebreo y con sus tradiciones.
Jesús Cristo es hebreo y no podemos entender su predicación en el Nuevo Testamento si no conocemos lo antiguo. El Camino neocatecumenal se introduce en la estela del Concilio, y luego del magisterio de Giovanni Paolo II y Benedetto XVI." En aquella circunstancia, el responsable del Domus Galilaeae concluye, "Jesús retoma el Torah, no la abole pero la lleva a cabo: amadas los que os odian, nos dicen. En el Domus ha sido puesto en evidencia algo que tenemos en común con el hebraísmo: la tarea de realizar aquel contenido, cuestión de vida o muerte por el mundo futuro."
