DISCERNERE

Uno sguardo profetico sugli eventi

Jim Caviezel: “Lo que haces por Dios es mejor que el oro y el poder”

María Martínez. Luis Mancha / CinemaNet
Sat, 16 Oct 2010 21:01:00

CAMINEO.INFO.- Jim Caviezel comparte con CinemaNet sus impresiones sobre ‘La verdad de Soraya M.’, la injusticia en el mundo, Hollywood y, por encima de todo, Dios

El actor Jim Caviezel, conocido mundialmente por interpretar a Jesucristo en ‘La Pasión’, ha visitado España para presentar su película ‘La verdad de Soraya M.’ (Cyrus Nowarsteh), que llega avalada por el Premio del Público en el Festival Internacional de Cine de Toronto y el ‘Critics Choice Award’.

Durante su visita, CinemaNet tuvo la oportunidad de entrevistar a Caviezel, que interpreta al periodista franco-iraní Freidoune Sahebjam, quien, en 1986, publicó el libro en el que está basado la película. Ambos cuentan la historia real de Soraya, acusada falsamente de adulterio en una conspiración liderada por su marido, y condenada por la ley islámica a morir lapidada. Su tía Zahra es la que contó a Sahebjam la historia.

Durante la entrevista, narró cómo aterrizó en el proyecto gracias al productor de ‘La Pasión de Cristo’, Steve McEveety: “Me llamó y me dijo que el hombre que iba a interpretar a Freidoune se había salido, y me dijo: ‘¿Le echarías un vistazo?’ Le dije: ‘Claro’. Y me dice: ‘Bueno, lo único es que tienes que tomar la decisión en unas pocas horas’. Así que lo leí y les dije que lo haría”.

Para decidirse, aunque la película tenía “un director muy bueno, y un productor y un guión geniales”, la clave fue la historia. “No me la podía quitar de la cabeza –subrayó–. Ésas son las películas que tengo que hacer, no importa lo duras que sean; la vida no es fácil. Pero encuentro una gran alegría en hacer las cosas que son justas, y sentí que ésta era muy justa”. Insistió en que, aunque no ha tenido una gran audiencia entre el público general, sí “la han visto muchos iraníes, gente que está viviendo bajo una gran opresión. Y seguirá teniendo público mucho después de que yo ya no esté”.

Sin embargo, a pesar de estar satisfecho por haber podido denunciar con su película una injusticia como la lapidación, el actor se mostró más preocupado por otras injusticias actuales; sobre todo, por el aborto, que definió como la injusticia “número uno”. En Estados Unidos ha habido –recalcó– tantos abortos como víctimas causó la II Guerra Mundial, 54 millones; y cada año, el número de abortos en el mundo llega a 44 millones. “¿Imaginas cuántos doctores, abogados… han muerto? ¿O científicos, gente grande? Es un gran crimen, más que la esclavitud, porque los esclavos tenían precio. La gente muestra desprecio por la vida humana”.

También se mostró crítico contra los eufemismos en los que se envuelve: “Llámalo como quieras. Lo llaman ‘elección’. Cuando Juan Pablo II vino a Estados Unidos, dijo ‘Cada generación de americanos tiene que saber que la libertad no consiste en hacer lo que te gusta, sino en tener el derecho de hacer lo que debes’. Es importante entender esto.

El actor norteamericano también es pesimista sobre la presencia de los valores cristianos en Hollywood, que afirmó que no ha crecido. “Me cuesta entender –se preguntaba– por qué no se hacen otras películas como ‘La Pasión’. Parece que ganan dinero si las hacen”. La razón, para él, es sencilla: la existencia del mal en el mundo.

Pero, a pesar de todo, hay un motivo para la esperanza, y es Dios. “Por supuesto, el mal existe. Y va a hacer todo lo que pueda, pero no puede pararnos. Debemos seguir levantándonos y luchando. No se termina hasta que te mueres, y cuando mueres tu juez es Dios, y lo que has hecho por Él es mejor que el oro, mejor que el poder. No dudo de que la oscuridad se está moviendo y haciéndose más fuerte, pero la luz siempre penetrará en ella. Todo lo que puedo hacer es hacer lo mío, hablar donde pueda”.

Una misión que, no obstante, no está exenta de desafíos, pero más bien procedentes de su propio interior. Entre ellos, “tus sentimientos, el miedo y todo eso. Siento miedo, me dice que no haga estas películas, pero no dejo que penetre en mí y me consuma. Y lo que otros piensan de ti. ¿Qué me importa lo que otros piensen de mí? Qué opina Dios de mí, eso es lo más importante”, concluyó, rotundo.