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Uno sguardo profetico sugli eventi

Treinta mil finlandeses abandonan la iglesia luterana por las declaraciones de una política sobre la homosexualidad

(Efe/InfoCatólica) Päivi Räsänen participó el pasado día 12 en un debate del canal público televisicvo Yle sobre los derechos de los homosexuales, en el que se expusieron distintos puntos de vista sobre el matrimonio entre personas del mismo sexo, el derecho a la adopción y la posibilidad de que la Iglesia dé su bendición a este tipo de uniones.

En su intervención, la líder del Partido Democristiano, sexta fuerza política del país, criticó duramente la actual legislación finlandesa, que reconoce el derecho de los homosexuales a registrase como pareja de hecho y a adoptar a los hijos biológicos del otro miembro. Además, Räsänen afirmó, entre otras cosas, que la homosexualidad es un pecado causado por un trastorno psíquico y condenó las últimas reformas legales en este ámbito, por considerarlas un paso hacia el reconocimiento del matrimonio homosexual.

Su intervención fue tan controvertida que cientos de personas solicitaron a través de internet su baja en el registro de la Iglesia luterana, a la que pertenece el 80 por ciento de los finlandeses, antes incluso de que terminase el debate televisado. Según datos de la página web “Eroa kirkosta” (Abandona la Iglesia), un servicio dedicado a gestionar gratuitamente las solicitudes de apostasía, desde la emisión del debate sobre la homosexualidad la Iglesia finlandesa ha perdido de media más de 150 feligreses cada hora.

En declaraciones posteriores, Räsänen culpó a los medios de comunicación de las dimensiones que ha alcanzado esta cascada de renuncias: “seguro que varios cientos de personas reaccionaron al debate en la televisión, pero la avalancha no empezó hasta que se convirtió en noticia”. Sin embargo, no sólo se negó a matizar sus palabras, sino que incluso expresó su sorpresa por la reacción de los televidentes y se reafirmó públicamente en sus ideas sobre la homosexualidad, lo que disparó el número de peticiones de apostasía. “Quizá los feligreses no conocen muy bien la postura de la Iglesia sobre este tema, pero yo fui honesta. Expresé mis opiniones como cristiana de base y sigo pensando lo mismo”, dijo a la prensa.

Un obispo luterano asegura que Päivi Räsänen no habla en nombre de su iglesia

Este éxodo sin precedentes puede tener graves consecuencias para las finanzas de Iglesia luterana de Finlandia, cuya principal fuente de ingresos es el impuesto que pagan sus miembros a través de la declaración de la renta y que se sitúa entre el 1 y el 2 por ciento. La propia Iglesia calcula que esta pérdida masiva de contribuyentes puede reducir su recaudación en varios millones de euros anuales, lo que afectaría sobre todo a los proyectos sociales que desarrollan las parroquias.

Quizá por ello, las autoridades eclesiásticas se han apresurado a aclarar que la postura oficial de la Iglesia luterana no coincide con las opiniones de la dirigente democristiana. “Creo que el asunto ha llegado a tal punto de confusión que la gente ha creído que la voz de Räsänen es la de la Iglesia, pero en realidad la Iglesia tiene una postura mucho más diversa, cálida y tolerante hacia las minorías sexuales”, afirmó el obispo luterano de Kuopio, Wille Riekkinen.

Sin embargo, la polémica ha servido para reavivar las diferencias entre los miembros de la institución religiosa, dividida entre el sector más conservador, partidario incluso de suprimir el sacerdocio femenino, y el más progresista, deseoso de adaptar la religión a los nuevos tiempos. A este último grupo pertenecen, entre otros, dos de los nueve obispos de la Iglesia luterana de Finlandia -la de Helsinki, Irja Askola, y el de Espoo, Mikko Heikka- quienes se han mostrado públicamente partidarios de bendecir las uniones entre homosexuales.

Aunque no se ha pronunciado sobre este tema, también puede considerarse progresista al obispo de la diócesis de Mikkeli, Seppo Häkkinen, quien en 2009 autorizó a uno de sus sacerdotes, Olli Aalto, a someterse a una operación de cambio de sexo para después retomar como mujer su labor pastoral en la parroquia de Imatra.