Directa o indirectamente, el área que abarca del Sínodo de los obispos de Oriente Medio afecta a 14 millones de cristianos en una sociedad de 330 millones de árabes, turcos, iraníes, griegos y judíos. Sus principales problemas son la emigración, la conversión al islam, el crecimiento del islam político, la mentalidad de gueto…
Para comprender mejor la complejidad que supone tanta diversidad, ofrecemos algunos datos simples:
-Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos tienen 33 millones de habitantes. Todavía a los cristianos de Arabia Saudita, unos 500.000, no se les permite reunirse en oración y se reúnen secretamente en casas particulares.
-Egipto tiene unos 10 millones de cristianos coptos, privados de muchos derechos, especialmente de culto y de libertad de conciencia, y los enfrentamientos con los musulmanes son muy comunes. Su presencia en el gobierno es casi nula.
-Irak, tras la invasión de EEUU, ha diezmado la comunidad cristiana. Antes de 1987 había 1.250.000 católicos. Hoy no llegan a 400.000. El éxodo ha sido trágico pero habitualmente este dato se ignora por completo.
-Siria tiene medio millón de cristianos que, bajo el régimen del Partido Baath, no viven tan mal pero siempre sufren la amenaza de cambios inesperados o agitación del mundo árabe, lo cual mina su esperanza.
-Turquía tiene 72 millones de personas, mayoría musulmana. Los cristianos son 100.000. Es un estado laico, que está en deuda con el genocidio armenio y con la división en dos partes de la isla de Chipre.
-Irán es un país donde el islam chiita domina todos los sectores de la sociedad. La mayoría musulmana (72 millones), frente a unos 200.000 cristianos de origen armenio y sirio. Los conversos son tratados como traidores. Apoyan a Hezbolá y a Hamás por razones religiosas e ideológicas.
-Líbano, donde los cristianos están divididos políticamente y en diversas confesiones, en 1943 eran el 55% de la población. Actualmente los chiíes avanzan con fuerza.
-Jordania tiene condiciones favorables para los cristianos porque disfrutan de libertad religiosa pero todavía no tienen libertad de conciencia. Son tolerados y abandonar el islam se considera una traición a la sociedad, a la cultura y al país.
-Israel y Palestina viven más de 80 años de enfrentamiento, con seis guerras y dos Intifadas populares. La falta de seguridad y las dificultades económicas han obligado a emigrar a más de 500.000 palestinos cristianos.
A lo largo de estos días especialmente, Asia News, agencia de noticias del PIME (Instituto Pontificio para las Misiones Extranjeras) especializada en acontecimientos, testimonios, problemas y estudios sobre Asia, ha venido publicando una serie de artículos de análisis sobre la realidad de los cristianos de Oriente Medio. Tiene una sección especializada, entre otras, en esta área geográfica que da cuenta de las noticias más relevantes de información religiosa de esta región, que es el hervidero del mundo.
Samir Khalil Samir, sacerdote jesuita egipcio, más conocido en España por su libro “Cien preguntas sobre el islam”, que ha sido convocado a participar en el Sínodo en calidad de “Experto”, publicó ayer un artículo en el que refiere una creciente tensión política en la región debido en primer lugar a las luchas entre chiíes y suníes, al estancamiento del proceso israelo-palestino, la amenaza de Irán (y, por lo tanto, de Hezbolá), las dificultades de los coptos con los musulmanes, etc. Aunque el Sínodo dirá algo sobre política, ya que afecta a la vida, economía, emigración o libertad de los cristianos, adelanta que se centrará en soluciones realistas para mejorar el conocimiento de la misión de los cristianos de Oriente Medio, que no es otra que permanecer, “quedarse hasta el final”, dicen los documentos preparativos. Pero, sobre todo, quedarse con un porqué, con una misión de amor, para hacer descubrir a la población local el Evangelio de Jesucristo, que salva y libera la vida del hombre; proclamar la belleza del Evangelio es más una cuestión de justicia que de proselitismo. Esta misión ofrece el verdadero significado de la vida, a través de una comunidad que está al servicio del hombre. De esta manera, el mensaje del Sínodo, que no supondrá una gran revolución, dirá que los cristianos quieren quedarse para construir, junto a los musulmanes, una sociedad para el hombre, no como algo extraño porque son una minoría, sino porque poseen la clave para construir un mundo más pacífico y más humano. Serán los protagonistas que ofrecerán su vida para encarnar las palabras del Sínodo.
