DISCERNERE

Uno sguardo profetico sugli eventi

Y la llaman medicina

El Nobel a Edwards y a los corifei del Mundo Nuevo
Puede parecer algo sin educacion recordar que la técnica de fecundación humana en vitro, que le ha ganado al pionero a británico Robert Edwards el castigo del Nobel por la Medicina, otro no ha sido sino el perfeccionamiento de un procedimiento veterinario ya abundantemente usado sobre conejos y vacas. Los corifei de la probeta, que han celebrado ayer su festival de la banalidad y de la mentira, (el Fiv no cura para nada la esterilidad. La rodea en un número todavía modesto de casos, visto que, a treinta y dos años desde el nacimiento de la primera niña concebido en vitro, el porcentaje de éxito de las técnicas no se desenclava del treinta por ciento), soslayan sobre las ilusiones, las mitologías, los sueños de dominar los mecanismos de la creación que representan la verdadera "razón social" de aquellas técnicas.
El big bang antropológico inaugurado por Edwards es lo que hoy nos hace hablar de "producto" de la concepción y no de hijo. Es la idea de la "creación" de la vida en laboratorio, material biológico entre los otros; es la separación de la procreación del sexo, después de que el sexo fue separado de la procreación con la contracepción; es el cambio en el modo de representar la generación, las relaciones de parentesco, el venir al mundo. Desde las probetas de Edwards han salido las anticipaciones de aquel Mundo Nuevo al Huxley que hoy vive espléndidamente de compraventa de ovocitas, de úteros en alquiler, de fabricación de embriones humanos a finos de la recerca, a lo mejor hibridados con embriones animales, de invención de parejas de padres del mismo sexo, de embriones sobrenumeros guardados en nitrógeno líquido y luego destruídos, o selectos en probeta para conseguir un hijo del ajuar genético "optimal." Y también la llaman medicina.
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