DISCERNERE

Uno sguardo profetico sugli eventi

Visualizzazione post con etichetta fecundacion artificial. Mostra tutti i post
Visualizzazione post con etichetta fecundacion artificial. Mostra tutti i post

Iglesia Católica en Polonia: Fecundación in vitro acaba con vidas humanas como la eugenesia

VARSOVIA, 20 Oct. 10 / 05:34 pm (ACI)

En una carta enviada al presidente Bronislaw Komoroswki, la Conferencia Episcopal de Polonia explicó los diversos peligros de la fecundación in vitro, como la eliminación de embriones humanos con métodos eugenésicosy la confusión a nivel de la maternidad y paternidad de las personas concebidas a través de esta técnica artificial.

En el texto con fecha 18 de octubre, los prelados expresan sus serias preocupaciones cuando en el país se debate una ley que autorizaría este procedimiento. Los obispos señalan que la fecundación in vitro "tiene enormes costos humanos asociados" ya que "para el nacimiento de un niño en cada caso se produce la muerte de muchas vidas, y además otros embriones son congelados".

"La ciencia y la fe subrayan que desde el momento de la concepción tenemos a una persona humana, en este caso lapersona humana en su fase embrionaria", prosiguen.

La carta advierte además que si bien el procedimiento de la fecundación in vitro no ha sido plenamente explorado en sus implicaciones sobre los niños concebidos con este método, existen evidencias de diversos efectos negativos sobre los mismos como "la menor resistencia, la tendencia a ser prematuros, el bajo peso, las complicaciones y la frecuente incidencia de enfermedades genéticas".

La carta señala luego que "la fecundación in vitro es la hermana pequeña de la eugenesia, la peor combinación de una historia no muy lejana. Este proceso supone la ‘selección’ de los embriones, lo que significa matarlos. Se trata deeliminar embriones humanos más débiles, diagnosticados como ‘insuficientes’, es decir eugenesia selectiva, condenada por el Papa Juan Pablo II y otras importantes personalidades".

En cuanto a las consecuencias sociales, los obispos de Polonia se refieren al hecho, por ejemplo, de que "un niño concebido con este procedimiento podría llegar a tener tres madres: la que educa, la genética (la donante) y la biológica (la que lo dio a luz). Algo similar ocurriría con la paternidad ya que muchos donantes del llamado ‘material genético’ son anónimos y sin embargo existen precedentes de hombres a quienes se les exige pagar los alimentos para el niño concebido que ayudaron a concebir con su ‘material’", generando además una "inevitable" redefinición de la paternidad, la maternidad y la fidelidad conyugal.

Tras resaltar que la fecundación in vitro no cura ni previene la infertilidad, los prelados se solidarizan con los matrimonios que la sufren y solicitan que el debate sobre este tema sea objetivo y respetuoso de la persona humana "en la fase actual de la historia polaca".

Nobel para la fecundación in vitro

Artículo semanal en Diario de León para el sábado 23 de octubre de 2010 del profesor y teólogo y expetrro en Bioética José Román Flecha Andrés

El premio Nobel de Medicina de este año 2010 ha sido concedido al doctor inglés Robert Edwards, especialista en genética animal. Junto con el ginecólogo Patrick Steptoe, se decidió a experimentar en seres humanos la fecundación “in vitro” seguida de la transferencia embrional.

Mediante aquel método, el 25 de julio de 1978 John Brown y su esposa Lesley acogían el nacimiento de su hija Louise Brown. Desde entonces son millares los bebés nacidos por medio de esta técnica.

Muerto su compañero Steptoe ya en 1988, el Nobel le llega a Robert Edwards cuando cuenta con 85 años. Algunos han interpretado la decisión del Instituto Karolinska de Estocolmo no como una ayuda al investigador, sino como un mensaje ideológico dirigido a la opinión pública.

Conocida la noticia, el New York Times se asombra de que se premie una investigación de hace más de 30 años y Le Figaro critica el olvido de otros notables científicos. El diario La Repubblica ataca a la Iglesia católica y el Corriere della Sera da en primera página un título provocador: “El Vaticano acusa al Nobel”. Quien desee buscar la razón de este aserto solo hallará las declaraciones del español Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Pontificia Academia para la Vida sobre los efectos colaterales del proceso: “Sin Edwards no existiría el mercado de ovocitos ni habría congeladores llenos de embriones en espera de ser transferidos al útero o, más probablemente de ser usados para la investigación o de morir abandonados y olvidados por todos”.

Podría haber añadido los experimentos posteriores, las maternidades monoparentales y los conflictos legales originados por esta técnica. Como se ve, no se trata de acusar a una persona, sino de recordar las ambigüedades de su método.

De hecho, Monseñor Carrasco de Paula, doctor en medicina y cirugía, recuerda algunas secuelas no deseables y señala un interesante camino alternativo: “Edwards inauguró una casa, pero abrió la puerta equivocada desde el momento que apostó por la fecundación in vitro y consintió implícitamente el recurso a donaciones y a compraventas que implican a seres humanos. De esta forma no ha modificado en lo más mínimo ni el cuadro patológico ni el epidemiológico de la infertilidad. La solución a estos graves problemas vendrá por otro camino menos costoso y ya en avanzado estado de construcción”.

Como se sabe, la técnica siempre es algo más que técnica. Sea la técnica genética, la técnica armamentista o la técnica de la construcción. Por muy neutros que parezcan, los pasos dados por la técnica siempre han de ser cuidadosamente analizados. Se dice que la guerra es un asunto demasiado grave para dejarlo solamente en manos de los militares. De modo semejantes, se puede afirmar que la técnica es demasiado importante como para dejarla solamente en manos de los técnicos. Siempre hay que preguntarse si respeta la dignidad del ser humano, por incipiente y diminuto que sea.

José-Román Flecha Andrés



© Copyright

Y la llaman medicina

El Nobel a Edwards y a los corifei del Mundo Nuevo
Puede parecer algo sin educacion recordar que la técnica de fecundación humana en vitro, que le ha ganado al pionero a británico Robert Edwards el castigo del Nobel por la Medicina, otro no ha sido sino el perfeccionamiento de un procedimiento veterinario ya abundantemente usado sobre conejos y vacas. Los corifei de la probeta, que han celebrado ayer su festival de la banalidad y de la mentira, (el Fiv no cura para nada la esterilidad. La rodea en un número todavía modesto de casos, visto que, a treinta y dos años desde el nacimiento de la primera niña concebido en vitro, el porcentaje de éxito de las técnicas no se desenclava del treinta por ciento), soslayan sobre las ilusiones, las mitologías, los sueños de dominar los mecanismos de la creación que representan la verdadera "razón social" de aquellas técnicas.
El big bang antropológico inaugurado por Edwards es lo que hoy nos hace hablar de "producto" de la concepción y no de hijo. Es la idea de la "creación" de la vida en laboratorio, material biológico entre los otros; es la separación de la procreación del sexo, después de que el sexo fue separado de la procreación con la contracepción; es el cambio en el modo de representar la generación, las relaciones de parentesco, el venir al mundo. Desde las probetas de Edwards han salido las anticipaciones de aquel Mundo Nuevo al Huxley que hoy vive espléndidamente de compraventa de ovocitas, de úteros en alquiler, de fabricación de embriones humanos a finos de la recerca, a lo mejor hibridados con embriones animales, de invención de parejas de padres del mismo sexo, de embriones sobrenumeros guardados en nitrógeno líquido y luego destruídos, o selectos en probeta para conseguir un hijo del ajuar genético "optimal." Y también la llaman medicina.
© - FOGLIO QUOTIDIANO

España legaliza a los niños nacidos de vientre de alquiler en el extranjero

El Ministerio de Justicia, a través de la Dirección General de Registros y Notariado, ha dictado instrucciones para registrar en España de los niños nacidos en el extranjero fruto de un contrato de gestación por sustitución, práctica más conocida como vientre de alquiler o subrogado, siempre y cuando se presente una resolución judicial del país de origen que garantice la legalidad del proceso.

Según ha informado este departamento, el objetivo es que el menor tenga acceso al Registro Civil cuando uno de los progenitores sea de nacionalidad española, a fin de reconocer su nacimiento a efectos registrales. Además, Justicia afirma que de este modo se impide que la inscripción “dote de apariencia de legalidad supuestos de tráfico internacional de menores” y evita “la vulneración del derecho del menor a conocer su origen biológico”.
En concreto, la instrucción establece la necesidad de presentar ante el Registro Civil una resolución judicial de un tribunal competente en el país de origen que garantice que la gestante está en pleno uso de sus facultades en el momento de la renuncia a su maternidad y que el contrato de gestación por sustitución se ajusta a la legalidad.
Justicia sostiene que esta exigencia “permitirá controlar el cumplimiento de los requisitos del contrato respecto al marco legal del país donde se ha formalizado, así como la protección de los intereses del menor y de la madre gestante” ya que la resolución judicial “permite verificar que no existe simulación en el contrato que encubra tráfico internacional de menores”.
Además, la instrucción subraya que con la intervención de un juez en el país de origen se puede “constatar la plena capacidad jurídica y de obrar de la mujer gestante, la eficacia legal del consentimiento prestado por no haber incurrido en error sobre las consecuencias y alcance del mismo, ni haber sido sometida a engaño, violencia o coacción o la eventual previsión y/o posterior respeto a la facultad de revocación del consentimiento o cualesquiera otros requisitos previstos en la normativa legal”.
Por ello, el Registro negará la inscripción de todas las solicitudes que no lleven adjunta la citada resolución judicial de filiación. No obstante, en este caso los solicitantes pueden intentar registrar al niño por los medios ordinarios regulados en el artículo 10.3 de la Ley 14/2006 de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana y artículos 764 y siguientes de la Ley de Enjuiciamiento Civil.

© Copyright La Razón, 6 de octubre 2010.

Nobel de medicina ignora prevención de esterilidad en el mundo, alerta experto italiano

ROMA, 07 Oct. 10 / 12:19 am (ACI)

El Dr. Carlo Bellieni, experto bioeticista italiano, escribe un artículo tras la concesión del premio nobel a Robert Edwards por su trabajo con la fertilización in vitro, en el que advierte que con este galardón se ignora, a fin de cuentas, el problema mundial de la esterilidad que va en aumento y se difunde una concepción utilitarista del cuerpo y de la vida humana.

El también secretario del Comité de Bioética de la Sociedad Pediátrica Italiana explica al iniciar su artículo publicado en L’Osservatore Romano que con este nobel de medicina se ha excluido del debate en la sociedad a la "prevención de la esterilidad, patología que en el mundo occidental aumento año tras año, mientras toda la atención en este ámbito se vuelca a garantizar los pedidos de fecundación médica".

Bellieni, que es además miembro de la Pontificia Academia para la Vida, explica que esta tendencia puede entenderse con una comparación sencilla: "es como si para curar la viruela se limitara uno a buscar medicinas nuevas y costosas para quien ya está enfermo, en vez de debilitarla con una vacuna. Y así se difunden diversos modos de fecundación, sin explicar que la esterilidad puede ser en gran parte prevenirse".

Para el experto neonatólogo, lo que debe hacerse es "evitar ciertas infecciones, moderar el uso de alcohol y prohibir las drogas, liberar el ambiente de compuestos plásticos o solventes que pueden alterar la fecundidad del nascituro, actuando sobre los ovarios de un embrión femenino" y se trata sobre todo de "impostar una política cultural y social para establecer un rango fisiológico de la edad en la que las mujeres tienen hijos: mientras más se espera es más difícil concebir, incluso con la fecundación médica".

Con una sociedad que no previene la esterilidad, explica luego, se tiene entonces "una cultura miope en la que se basa una política trasnacional de la que son responsables ante el mundo entero los organismos internacionales que la apoyan".

Tras comentar que parte de este apoyo internacional a la fertilización in vitro también tiene que ver con la "inducción de la necesidad" de tener un hijo, fenómeno conocido en medicina y que se aplica a otras cosas en el campo a través de la publicidad para vender productos farmacéuticos, Bellieni señala que "vivimos en un mundo estresante, entre enfermedades sexualmente transmitidas y trabajos (…) que ponen en riesgo la fecundidad".

Este riesgo, prosigue, se da por "el empleo de sustancias que, si son absorbidas, minan la acción de las hormonas naturales y terminan por bloquearla: comemos pescado al mercurio, tenemos cerca el plomo en las pinturas y los combustibles (…) esparcimos sustancias contra parásitos sobre la fruta (ha habido epidemias de esterilidad en Centro América por este motivo) y todo lo que los medios saben proponer para nuestra salud reproductiva y la fecundación in vitro".

En vez de vivir así, explica luego, "es necesario pensar en el bien común, en una visión ecológica, que en otros términos significa una atención a la ley natural, que no es mero naturalismo, sino una prevención inteligente y respeto por el cuerpo". "Esto es lo que desea la Iglesia y no personas asustadas que pasan la mitad de la vida en el terror de que llegue un hijo y la otra mitad con el terror de que ya no llegue", precisa.

El experto italiano recuerda que la Iglesia Católica espera que existan "personas informadas, conscientes de la belleza del cuerpo pero también de la fuerza coercitiva de los medios, capaces de entender que vale más tener un hijo que comprar un auto nuevo, como a veces muestra la publicidad".

Finalmente el neonatólogo Bellieni admite que "la cultura occidental difícilmente seguirá esta preocupación: significaría cambiar estilos de vida, cosa que no está en capacidad de hacer, toda volcada a defender la autonomía y la autodeterminación. Pero no es sabio ignorar la emergencia y seguir ofreciendo a un mundo cada vez más estéril solamente nuevas y costosas técnicas fecundativas. Eso es una solución de gran impacto mediático, pero al final sólo paliativa".

Ejecutivas agresivas. Mujeres que, engañadas por los estereotipos imperantes de la ideología de género, deciden ser madres “porque yo lo valgo”

En nuestra sociedad actual cada vez son más las mujeres que, engañadas por los estereotipos imperantes de la ideología de género, deciden ser madres “porque yo lo valgo” sin necesidad de recurrir a la “incómoda” tarea de buscar un padre para su hijo. Es la consecuencia lógica de la traslocación de valores, que no es exclusiva de las mujeres, pero que tiene en ellas aspectos más llamativos que en los varones.
En efecto, la mujer está preparada física y emocionalmente para la maternidad, que debe producirse en una determinada etapa de su vida para que de este modo sea capaz de criar a sus hijos. No se trata de nada discriminatorio frente al varón, sino la simple constatación de un hecho biológico incuestionable. Hace unos años, cuando en España existía el servicio militar obligatorio, algunos hombres se quejaban de la discriminación que sufrían frente a las mujeres al verse obligados ellos a dedicar un año o dos de su vida al servicio de las armas, mientras sus compañeras de clase comenzaban a tener sus primeras experiencias laborales, exentas de tal obligación. Cuando ellos daban comienzo su carrera laboral, partían con desventaja respecto a ellas. Pues bien, suprimido el servicio militar obligatorio, ahora ocurre al revés. Las mujeres que han sido muy exitosas en su carrera profesional sienten la llamada de la maternidad, pero no tienen tiempo de buscar un hombre con quien concebir un hijo (el hombre es ya un mero instrumento). Perder el tiempo en esas menudencias las haría descender puestos en la competitiva carrera por el éxito profesional.

Las circunstancias que mueven a una mujer a desear tener un hijo ella sóla son variadas. Por un lado está la mujer segura de sí misma, entre 35 y 45 años, ejecutiva agresiva, que un buen día decide tomar las riendas de su vida y no esperar a “un príncipe azul” para tener a sus hijos. También hay mujeres que pese a su decisión de ser madres solteras en este momento no renuncian a la figura de un hombre en su vida. Por eso deciden primero tener un hijo y luego buscar un padre para él. Como dicen ellas mismas, “el orden de los factores no altera el valor del producto”. Algunas no encuentran al príncipe azul, otras lo encontraron pero se divorciaron, otras deciden libremente no contar con la figura paterna, y las menos, deciden ser madres de un donante, a pesar de tener pareja, porque él no desea tener hijos.
La ciencia sale en su ayuda, y gracias a las modernas técnicas de fecundación in vitro (FIV) es posible para todas estas mujeres cumplir su sueño de maternidad sin necesidad de adaptarse a las limitaciones de la naturaleza. Así lo comprueban en los florecientes negocios de FIV, donde las peticiones de fecundación por parte de mujeres solteras aumentan cada año de forma significativa: En la empresa más importante de España dedicada a la FIV, en los últimos seis años, un total de 1.682 mujeres se sometieron a estos tratamientos sin pareja. La tendencia va en aumento: De 166 mujeres en 2004 a 493 en 2009. La mayoría acuden a centros privados porque son rechazadas en los hospitales de la sanidad pública. Y eso, a pesar de que tenemos en España la ley menos restrictiva del mundo, que favorece el turismo “reproductivo” hacia nuestro país. En efecto, y sin entrar en más detalles, la ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana asistida dice en su artículo 6.1:
“Toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya prestado su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa. La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con independencia de su estado civil y orientación sexual.”
Es decir, que en nuestro país está permitida la inseminación de mujeres solteras o de lesbianas, puesto que ni estado civil ni orientación sexual suponen un criterio de selección. A pesar de ello, en muchos hospitales públicos se les niega el acceso a estas técnicas a las mujeres solas con la excusa de que lo impide su normativa interna. Por mucho que la ley lo permita, aún hay profesionales que conservan parte de su sentido crítico y comprenden que ciertas cosas no se deben hacer, aunque estén permitidas legalmente. Esto significa que una mujer sola tiene que hacer un gran desembolso económico para poder ser madre. Por dar algunas cifras, un proceso de Fecundación in Vitro ronda los 6.000 euros. Si también se precisa la compra de óvulos donados por otra mujer, el coste sube hasta los 8.000. Y si se requiere la compra de embriones sobrantes, fabricados para otra mujer o pareja que ya no los necesitan, el coste se acerca a los 5.000 euros. Estas cantidades son el importe por cada intento. De modo que cada fallo del proceso aumenta el desembolso. Por esta razón económica, muchas mujeres que desearían ser madres sin pareja, desisten finalmente de llevarlo a cabo.
Dejaré de lado por un momento el análisis de las consecuencias que estas técnicas tienen sobre la mujer. Baste decir al respecto que siempre que el hombre intenta violentar la naturaleza para saltarse sus reglas y torcerla a su capricho, la naturaleza se rebela y las consecuencias suelen terminar siendo desastrosas para el propio hombre.
Diré, eso sí unas palabras al respecto del efecto que estas técnicas pueden tener en el hijo. Todavía estamos por ver las consecuencias físicas y psicológicas que pueden aflorar cuando la generación de los niños probeta llegue a la madurez. Lo que es evidente es que la mentalidad que subyace detrás del comprensible deseo de estas mujeres por ser madres se fundamenta en un principio equivocado, cual es el de considerar que, en tanto que mujeres, tienen DERECHO a ser madres cuando, donde y como les parezca oportuno. El hijo, un ser humano, se “cosifica”, pues pasa de ser un regalo de Dios (o de la naturaleza, para los no creyentes) a ser un derecho. Y como tal, exigible. El hijo tiene que venir ahora, que es cuando a mí me conviene, y de esta manera, que es la que más práctica me resulta. La maternidad, así desnaturalizada, terminará pasando factura. Porque resulta imposible controlar todos los factores. Y cuando ese hijo, tan deseado, que fue concebido sin ningún respeto a su dignidad como individuo de la especie humana, empiece a ejercitar su libertad y se convierta en algo diferente a lo que su madre soñaba, ya no se podrá devolver. Pero será entonces cuando se eche en falta el soporte de una familia (tradicional, hay que adjetivarlo ahora) que aporte la calidez del amor desinteresado, abierto a la vida, que da razón de ser al ser humano.
Soy consciente de que esto no es políticamente correcto. Pero también sé que muchos criadores de perros de raza no venden uno de sus cachorros a una persona si no están completamente seguros de que será atendido como ellos consideran que se merecen sus cachorros. Qué pena que cuando se trata de seres humanos no se exija al menos una responsabilidad similar.

© Copyright http://www.religionenlibertad.com

«Sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones a la espera de morir abandonados y olvidados»

(Efe/InfoCatólica) El P. Ignacio Carrasco, que precisó que en sus declaraciones habla a título personal, agregó que él habría votado a otros candidatos como "Mc Cullock y Till, descubridores de las células estaminales, o bien a (Shinya) Yamanaka, el primero en crear células madre inducidas (IPS)".

"De todos modos la elección de Edwards no me parece completamente fuera de lugar. Por un lado, entra en la lógica perseguida por el Comité que asigna el Nobel, por el otro el científico británico no es un personaje que pueda ser infravalorado", ha agregado Carrasco.

Asimismo, comentó que Edwards "inauguró un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos resultados están a la vista de todos".

Sin embargo, Carrasco ha señalado que "Edwards inauguró una casa, pero abrió la puerta equivocada desde el momento en el que se centró en la fecundación 'in vitro' y consintió de forma implícita el recurrir a donaciones y 'compra-ventas' que implican a seres humanos. No modificó mínimamente ni el cuadro patológico ni el cuadro epidemiológico de la infertilidad".

Edwards (Inglaterra, 1925), "padre" del primer bebé probeta, la británica Louise Brown (1978), comenzó sus investigaciones sobre la fecundación "in vitro" a mediados de la década de 1950, planteando la posibilidad de extraer un óvulo, fecundarlo con esperma en un laboratorio y volver a introducirlo posteriormente en el cuerpo de la mujer.

No es la primera vez que el científico se enfrenta a las críticas. Sus descubrimientos no contaron en un principio con el apoyo financiero de muchas instituciones públicas que, ya fuera por miedo o por convicciones morales, no quisieron respaldar el avance de sus investigaciones.

EL PRESIDENTE DE LA ACADEMIA PARA LA VIDA Y EL NOBEL AL PADRE DEL BEBÉ PROBETA. Una contribución con luces y sombras

CIUDAD DEL VATICANO, lunes 4 de octubre de 2010 (ZENIT.org).- Publicamos la declaración que ha ofrecido monseñor Ignacio Carrasco de Paula, presidente de la Academia Pontificia para la Vida, en respuesta a preguntas de periodistas sobre el anuncio hecho este lunes de la asignación del Premio Nobel de Medicina al británico Robert G. Edwards por sus investigaciones sobre la fecundación in vitro.



* * *



La concesión del Nobel al profesor Edwards ha suscitado muchos apoyos y no pocas perplejidades, como era previsible. Personalmente hubiera votado a otros candidatos, como McCullock y Till, descubridores de las células madre, o a Yamanaka, quien fue el primero en crear una célula pluripotente inducida (iPS).

Sin embargo, la opción de Edwards no parece que esté totalmente fuera de lugar. Por una parte, forma parte de la lógica perseguida por el Comité que asigna el Nobel, por otra parte el científico británico no es un personaje que pueda minusvalorarse: comenzó un nuevo e importante capítulo en el campo de la reproducción humana, cuyos mejores resultados están ante los ojos de todos, comenzando por Louise Brown, la primera niña nacida de la fecundación in vitro, que ya tiene treinta años y a su vez es mamá, de manera totalmente natural, de un niño.

¿Las perplejidades? Muchas: sin Edwards no se daría el mercado de los ovocitos; sin Edwards no habría congeladores llenos de embriones en espera de ser transferidos a un útero o, más probablemente, de ser utilizados para la investigación o de morir abandonados y olvidados por todos.

Diría que Edwards inauguró una casa pero abrió la puerta equivocada, pues apostó todo en la fecundación in vitro y permitió implícitamente el recurso a donaciones y compra-ventas que involucran a seres humanos. De este modo no ha modificado el marco patológico y el marco epidemiológico de la infertilidad. La solución a este grave problema vendrá por otro camino menos caro y que ya se encuentra avanzado. Es necesario tener paciencia y tener confianza en nuestros investigadores y médicos.