BARCELONA, 10 Oct. 10 / 03:25 pm (ACI)
Ante el próximo viaje del Papa Benedicto XVI a España el 6 y 7 de noviembre, y en el que se dedicará la Iglesia de la Sagrada Familia, el Cardenal Lluís Martínez Sistach, Arzobispo de Barcelona, explicó el gran valor espiritual que tiene este templo que se transmite en cada una de sus partes, obra del arquitecto y siervo de Dios Antonio Gaudí.
El Cardenal afirma que Gaudí era un admirador de la liturgia cristiana y de su estética por lo que "esto explica que proyectara el templo de la Sagrada Familia como una gran catequesis de la Iglesia, tal como ésta se expresa a lo largo del año litúrgico".
Seguidamente explicó lo que representa la distribución de este magnífico templo: "si contemplamos el templo por fuera, con sus dieciocho campanarios y sus fachadas y muros, nos hallamos ante la realidad de la Iglesia: la torre más alta o campanario dedicado a Jesucristo; la rodean los cuatro evangelistas; en el ábside, como seno materno, la Virgen María; y los doce apóstoles, distribuidos en grupos de cuatro en cada una de las tres fachadas principales: Nacimiento, Pasión y Gloria".
Asimismo se refirió a una de las innovaciones geniales de Gaudí que consistió en sacar el contenido de los retablos interiores, pasándolo al exterior, a las fachadas: "por eso cada una de ellas es como un gran retablo que ofrece al visitante o al fiel la contemplación de los misterios de la infancia, pasión y resurrección del Señor, su mensaje de vida en las bienaventuranzas y los sacramentos, la profesión de fe y la creación y la glorificación de la humanidad (fachada de la Gloria)", señaló.
"Cuando el visitante entre en la nave se hallará como ante un bosque de palmeras. Pero cada uno de estos árboles –las columnas– está dedicado a una Iglesia particular. Están así representadas todas las diócesis, tanto las de aquí como las del mundo entero".
El Cardenal dice luego que "Gaudí pensó un templo de verdad católico y universal, por ello simbolizó en él los cinco continentes del mundo y tiene tanto sentido que sea el Papa quien presida su dedicación".
El arquitecto pensó también en los tiempos litúrgicos por lo que construyó cincuenta y dos columnas, que representan todos los domingos del año. Las que rodean el presbiterio están dedicadas al Adviento y a la Cuaresma; las cuatro del crucero, a la Navidad, Ramos,Pascua de Resurrección y Pentecostés; las del transepto, al tiempo pascual; y el espacio de las cinco naves a los domingos de todo el año.
Por todas estas razones se puede afirmar que la Iglesia de la Sagrada Familia "es un templo único en el mundo a causa de su simbología bíblica y litúrgica, y también por las innovaciones propiamente técnicas utilizadas en su construcción", concluyó.